Todos están en su mundo. La
pareja de la izquierda saca diversas fotos, y varias por lo que se ve. En la
más elegida por ellos puede apreciarse un árbol. Ambos sonrieron después de fotografiarse
ya que sacaron con flash en plena tarde de sol.
En el
lugar en el que están, se encuentran con el famoso taekwondista. Como todos los
fines de semanas, practica tranquilamente la rutina con un compañero. Su
compañero sostiene las palmetas y él golpea ferozmente. ¡Qué macana! En pocos
minutos se apareció un loquito que golpeó al taekwondista y además a su
compañero: se roba las palmetas. Menos mal qué ese día Filpo se quedó en su
casa a reparar el auto viejo. ¿Mirá si el del mal momento era él? Qué sé yo.
Sin
embargo, no es el único que está de fiesta. También lo está Cala, junto a
Paquito. Ambos disfrutan de la “Great celebration of Children's Day” organizada
por el municipio de Ladrillos. La misma auspicia APV TevéShow. ¿De qué
disfrutan? De saber que obtuvieron un número para el sorteo de la única bicicleta
que se regala. Quizás, entre los trece mil chicos que asistieron al evento,
podrían ser los ganadores. En fin, después de haber estado boludeando por allí,
a Paquito le agarró ganas de hacer pis. Obligadamente tuvieron que alejarse de
la fiesta para consumir en un bar y poder utilizar un baño ya que en la fiesta
no había.
Dentro de
Alpaso, el bar de la avenida principal de Ladrillos, tres viejos toman café, y
uno no tan viejo y corajudo, un vaso de whisky con un hielo. El cuarteto está
sumergido en el fondo de una conversación acerca del contenido de una de las
primeras páginas del diario Portal de los Chusmas. Una familia y un asesinato.
Qué fuerte escuchar algo así a esta hora de la siesta. La culpa es de Paquito,
ya que lo está escuchando todo. Qué tremendo el pibe.
–¡Fuera! ¡Fuera! ¡La puta madre!
Salí de acá, perro. Yo no sé porqué la vieja chusma Videla no cuida a sus
perros. Tengo que andar renegando con este tornillo de mierda y esta
herramienta que seguro no fue inventada para lo que estoy haciendo. Este perro
de mierda es el culpable de mi mala onda –gruñe Filpo, fastidioso. Espanta con
su pie izquierdo al perro de Videla, mientras está acostado boca arriba
reparando el egreso de nafta del tanque del auto viejo. ¿Acaso Videla o tu
vecina más cercana tiene esa cualidad de saber iniciar su profesión de vieja
chusma? Qué sé yo.
Parece
ser, después de todo el murmuro, que a Filpo no le falta mucho para terminar.
Solo tiene que aflojar una abrazadera con un destornillador para poder retirar
la manguera que conecta al tanque de nafta. La idea es remplazarla por una
nueva.
–Paquito, mirá la cantidad de
gente que hay en el bar. Voy a aprovechar a repartir los bonos de descuento.
Además les voy a realizar una pregunta, quién la conteste bien tiene un regalo
de mi negocio –acomoda su peinado con la mano izquierda, con la derecha guarda
las gafas en el bolsillo. Busca en los bolsillos de su campera los bonos.
Paquito lo mira entendiéndolo poco. Cree que su tío está loco por vender.
–¡Buenas tarde gente! Mi nombre es
Cala. Hoy es un día increíble, no solo por la Great celebration of Children's
Day, sino también porque estoy agradecido que todos nosotros compartamos este
espacio. Estoy a gusto con la tranquilidad que reina en el lugar, hay un clima
agradable y es gracias a ustedes. Quiero dejarle estos bonos, no sólo son para
encontrarme si me necesitan, con dicho podrán tener descuentos personalizados
en mi negocio. Desde siempre algunas cosas mías podrían ayudarlos. ¡Ups!
¡Cierto que hoy es el día del niño! Tengo un bono especial de regalo a quién me
diga la dirección del negocio –alza el bono hacia lo alto. Observándolo fija y
cálidamente, sus ojos brillan como el mismísimo papel. Alpaso rebosaba de
alegría ya que todos están enloquecidos por tal discursos. El hijo de un “rata”
que no tiene internet en su casa y consume un mini café para aprovechar la red
inalámbrica, rompe un diario y tira papeles de la emoción.
–¡En el centro de la ciudad de
Ladrillos! ¡En el centro de la ciudad de Ladrillos! -exclaman cinco sujetos.
Cala pide disculpa por haber utilizado de sus tiempos.
Contento
y orgulloso por su oficio, al darse vuelta para ver a su sobrino, el mismo no
está. ¿Qué pasó con Paquito?
Filpo termina después de haber
renegado dos horas, demorado por causas naturales, se arrastra poco a poco
tratando de salir de debajo del auto viejo. El perro de Videla le olfatea la
pierna mientras lo hace. Siente calor en su rostro, unas pequeñas gotas de
sudor lentamente se asoman en su frente. La ira por hacer desaparecer el perro de
Videla o directamente ir a putear a la dueña o hacerla desaparecer con el perro,
estalla en su interior y la reprime. Le recuerda al acto de vandalismo en una
granja de ayuda, al que patearon a los animalitos con mucha violencia. No se
encuentra del todo conforme, aunque pudo lograr salir de allí abajo. Mira de
Videla, y ella está allí, rodeadas de cortinas. Se sienta en baúl a descansar y
tranquilizarse.
Cala se acerca al mostrador para
entablar una breve conversación con la chica de atención al público: necesita
saber dónde está su sobrino. Primero empezó por la góndola, encontró unos
chocolates excelentes que le recuerdan las noches de películas a lo gordo.
Evoca las explosiones de chips, de almendras, rellenos, en sí, todos los
chocolates llaman de su atención. Sobre todo los bomboncitos que están debajo
de los chicles, en el estante del medio, lado izquierdo, esos redonditos que
tienen licor. Lo peor es que siempre prefiere invertir en sus negocios.
Entonces, agarró el chocolatín más barato. Mientras está pagando escucha voces
que vienen desde la cocina. Una es parecida a Paquito, pensó. “¡Claro,
Paquito!”, hasta que recordó que él lo está buscando. Pide permiso para
ingresar. Le deja un bono de descuento a la chica.
–¿Qué
haces Paquito? La gente está trabajando no molestes. Nos tenemos que ir –lo toma
de sus pequeños hombros, se agacha hasta llegar a su cabeza.
–¿Es
su hijo? ¿El mocoso maleducado es su hijo? –de mala manera mirando fijamente
sobre Cala se manifiesta una cocinera.
–Es
mi sobrino, nos estamos yendo. Gracias por todo, no se olviden de visitar este
lugar –deja un bono sobre la mesa.
–¡Tu
sobrino dice que la cocina está sucia! ¡Que no podemos cocinar en estas
condiciones! Es antihigiénico –deja los utensilios sobre la mesa, coloca sus
manos en la cintura. Feo aspecto brota en su imagen.
–Disculpe
señora no volverá a ocurrir. Me encargaré de retarlo –la situación comienza a
incomodarse. Su celular está sonando.
–¡Porque
no te quedas a limpiar, tío! Así lo conformas a tu sobrinito.
Cala
atiende el celular, Filpo está en problemas. Se retira de la cocina sin
importar de lo que la cocinera le dice. Solo bastó con dar media vuelta y
empezar a caminar junto a Paquito. La conversación telefónica es increíble.
Filpo relata que prendió fuego al perro de Videla y está escapando de la
ciudad. En los próximos días tendrá que hacerse cargo de Paquito.
–¡Hola
Juguete! Acabo de cortar con mi hermano. ¿Sabés por qué te llamo? Estaba
fumando un pucho sentado en el baúl del auto viejo y cuando tiro el cigarrillo,
el perro de Videla ardió en llamas. No me vas a creer, el perro chusma, igual
que la dueña, se ve que se revolcó en la nafta que perdió el auto viejo
mientras lo arreglaba. Del susto el perro corrió a su casa y encendió la cortina
de la puerta. Ante la duda rajé. Necesito que me mantengan al tanto.
Filpo se
queda sin batería en el celular. Ni siquiera han pasado cinco minutos de su
escape. No sabe dónde irá a parar, tampoco imagina porque está haciendo tanto
escándalo, podría haber ido a disculparse o ayudar en el incendio. ¿Acaso
quería que se incendiara todo? Qué sé yo.
Al doblar
a la izquierda nota que la luz de giro tiene problemas, estaciona. Camina hacia
la parte trasera del auto, le dio un par de golpes a la óptica; no encendió.
Decide seguir sin el guiño. Conduce lentamente, mientras se va chista a una
chica hermosa que suele ver.
–Bueno,
qué decirte. Estamos escapando porque son más de trescientas casas incendiadas
en Ladrillos en lo que va del año –habla a sus escritos que están en el asiento
de al lado–. Al menos te estoy sacando a pasear, lo hago con Juguete algunas
veces. Cómo es tu primera vez podríamos hacer un tour. Ya que nos queda
recorrido tenemos que aprovecharlo. ¿Empezamos? Bueno… cuando vas trayecto a la
manzana…