Blog de Fabricio Rodríguez de la ciudad del Villazo, Santa Fe, Argentina.

Sinapsis





Imagino un perímetro inocente, una ronda de niños que agarrados provocan algo parecido a un círculo, girando paso a paso con impulso, ya que lo tienen incorporado y lo hacen natural. A veces, giran sin cesar, a veces, de derecha a izquierda, a veces, solo se quedan mirando y vuelven a girar. Esperan el propósito, le dan un sentido porque lo perciben por los sentidos. Hacen una ronda pertinente.

    Aprecio de ellos esa fuente de energía, que se refleja cuando se concentran en una meta, tomados de las manos, exponiendo sus rostros y mancomunados en la tarea de hacer una simple ronda de niños. Para qué tensionarse, para qué angustiarse; incumbencia: saber leer el rostro del otro y descargar los impulsos en la tarea de girar.

    Imagino en sus cabecitas señales en serie, una especie de organización de información, datos, registros, transmitiéndose por las manos, sin vuelta atrás, hacia un rumbo o sentido, conexionándose una mano a la otra, de esa otra a la otra, y así. Imagino neuronas movilizándose para unirse y provocar esos choques eléctricos que logran redes de información. Como si jugar a la ronda fuera lo mismo que hacen las neuronas.



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Camino meritocrático




Sobre el fiel camino meritocrático de los empalagosos sabores que ha probado, produciendo baba lo encontraron. ¡Cuánta baba chorrea! Despojado de humanidad, se trasluce impune por un camino que al parecer es un castigo para los demás. Su deber es perseguir el éxito. Con una mirada despreciable se hace temer. Un cuño en su inconsciente hace que la acción ante los ojos de los demás se manifieste según su propia voluntad.

    Rápidamente, pensando en su actuación, acortó su recorrido frente al próximo, que estaba delante de él con las mismas expectativas codiciosas. El protagonista envuelto en torpeza, rozó con su cuerpo, a los demás personajes, mientras depositaba pasos cargados de atrevimiento, produciendo más y más baba.

    -¡Se quedan atrás! –revela la idea. La realidad es dar pasos con convicciones para lograr el objetivo, sin separarse del esfuerzo fundado con pertinencia… y posando por sobre la otredad.
***

Se expresaron luces tenues. Música lenta se escuchaba de fondo; en primer plano quedaron algunos pisotones sobre el escenario. La obra está picante. ¡Vale el costo de su entrada! ¿Vale el costo de su entrada? Quizás el asiento del espectador no es el mejor del teatro, pero permite descansar en la idea de que se pueden encontrar peores posiciones. Poca importancia se demuestra al compararla con la destacada escena del espectáculo. Entre columnas y cabezas, se alcanza a ver lo suficiente para comprenderla.
***

–Por acá, paso yo –y su brazo abanicó el ambiente con osadía, evasivamente, despejando de su camino a uno, a dos, a muchos; a los que se interpusieron (no actúan miles). Levantó la vista y el éxito apareció allí, al frente (las luces del escenario se expresaron como flashes). Reflejó un rostro iracundo que hizo evocar noches de insomnios con ánimos de absoluto estrés. Mostró un terrible semblante arruinado por la ambición de pasar actores por arriba.

    Aparecieron otros personajes, discretamente los tantea, apoya la mano derecha sobre el hombro de uno de ellos: palmadas, como las de la función anterior, que parecían nunca acabarse. Se cruzó con otro e hizo exactamente lo mismo. Después, le pisó la rodilla a uno, colocó el otro pie sobre la pantorrilla de otro, mientras se agarró de los hombros de un tercero forzando escalar, se ríe sin apercibir.

    El goce se mezclaba con la ilusión de lograr lo absoluto para elevarse; consolidar el poder le creaba una satisfacción.
***

Los espectadores lo vieron pisando hombros, varias espaldas y distintas partes de cuerpos ajenos, con la intensión de llegar a un destino que en la obra se renovaba creando un bucle. Si el entorno estuvo en manos de los actores, ¿cómo es posible que la escena sea siempre la misma, un tipo trepando de los demás?

    –¡No puede ser! Sigue, y sigue –pensó el espectador; lo vio continuar.



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