En la sociedad actual se espera que
los docentes sean investigadores para fortalecer al aula como espacio de
reflexión. Para pensar esta responsabilidad que se les asignan también hay que pensar
de qué se trata esta lógica y situarnos en el contexto de desinversión del
sistema educativo.
El régimen de conjunto está en
decadencia, atravesado por una crisis económica, política y social de
dimensiones históricas. Las medidas dictadas por el FMI profundizan el
vaciamiento y ajuste de la educación pública, vapuleada en mayor o menor medida
por todos los gobiernos capitalistas. Por consiguiente, el capitalismo produce
condiciones sociales de desigualdad y la educación cumple una función
reproductora de las mismas. Esto se da bajo la naturalización ideológica que
culmina en el último eslabón responsabilizando a los docentes por el rol social
que ocupan. A su vez, el Estado acompaña el desprestigio con los salarios a la
baja, malas condiciones laborales y el recorte permanente del presupuesto
educativo. Al mismo tiempo hay despidos y desfinanciamiento en los sectores de
Ciencia y Tecnología para aquellos científicos de la educación que contribuyen
en teorías y prácticas a la calidad educativa desde sus investigaciones y la
incorporación de diversas disciplinas.
En el sistema educativo no solo los
científicos pueden investigar, en la actualidad diversos autores teorizan sobre
la importancia de “ser” (y no de capacitar) docentes como investigadores para que
en el aula “sean” creadores de conocimiento. La pedagogía freiriana latente en
cada establecimiento descansa en la idea de que los docentes tienen la tarea
fundamental de estimular el espíritu crítico y reflexivo de los estudiantes que
contribuirán a la transformación de la sociedad; como si los docentes no fueran
también participes de dicho proceso.
Para que se desarrolle el mismo, es
necesario acompañarlo con acciones sucesivas que provoquen dicha
transformación. En este sentido, la sociedad debe estudiarse a través de la
ciencia para comprender y explicar una infinidad de aspectos que la componen. En
consecuencia, el Estado tiene absoluta responsabilidad en la formación
académica y constante de los docentes como investigadores, para que dispongan
de un conjunto de disciplinas interesadas en el estudio científico de los
distintos aspectos en sociedades y culturas determinadas.
En la historia de la humanidad, la
ciencia siempre nos ha demostrado avances extraordinarios. De modo que los docentes
investigadores, deben cuestionar diariamente lo establecido porque sin una
lectura específica de las realidades con la que se encuentran en las escuelas
no podrán reflexionar y trabajar sobre las mismas. Para lanzarse al encuentro
de los porqués, debe respaldarse con la ciencia, vista a esta como un sistema
de conocimientos verificables ya que es esencialmente práctica. La ciencia es
un método para investigar, un modo de conocer, un método de descubrimiento. La
utilización del método científico en el campo educativo implica necesariamente
la puesta en práctica del pensamiento científico, un modo de indagar en las
diversas realidades.
Pero, la ciencia tiene que ser
dirigida a la adquisición de conocimiento de dichas realidades, a la búsqueda y
descubrimiento de las propiedades y cualidades de un objeto de estudio a fin de
dominarlo. Sin una dirección y un método, no hay devolución esperada. Es por
esto que su principal función es social, ya que es necesaria para prever los
acontecimientos y dominar la realidad.
Los docentes investigadores conociendo
e interviniendo sobre las realidades escolares pueden auxiliar a sus
necesidades. Sin embargo, la resolución de cuestiones particulares, no
transforma la sociedad en su conjunto. La sociedad no surgió espontáneamente
sino que se desarrolla empíricamente a través de una larga, complicada y
contradictoria lucha de clases por la existencia y consecuencia de un dominio
mayor sobre la naturaleza y realidad.
El problema radica en la ciencia
puesta al servicio de la clase dirigente, bajo lineamientos que responden a los
intereses del mercado, la ideología capitalista y su perpetuación. Los docentes
investigadores tienen que luchar por una educación que esté dirigida por los
intereses de la clase trabajadora y los sectores populares, que es donde pertenecen.
A través del método científico, es posible generar una democracia interna en
cada espacio educativo y se formen sujetos críticos y políticos bajo una
cultura participativa, en la que docentes y estudiantes discutan cómo llevar
adelante la transformación de la
sociedad. En cada espacio educativo deben abrir el debate. Por lo tanto, es
fundamental promover la educación científica a partir de la cual los
trabajadores y la juventud puedan apropiarse de los conocimientos acumulados
por la humanidad a lo largo de la historia.