Cuando en aquella tarde de invierno
a mi compañero de trabajo le pregunté qué tal el tío, me dijo lo siguiente: el
tío es un viejo avaro que se sigue llenando de agua. Parece que se maneja en el
rubro de la plomería. Él, describe el trabajo de la siguiente manera:
Imagina
un caño, un segmento de metal galvanizado cilíndrico o del material que
evoques, a este por dentro le fluye un caudal de agua. Como es un segmento,
tiene un principio que el agua recorre hasta llegar a un final. La clave del
éxito es: más agua entra, más agua sale. Así empezó todo.
Imagina
otro caño, ahora éste tiene varias perillas que al trabajar en conjunto hacen
posibles el perfecto flujo de agua. Como las perillas son regulables hay que
exigirlas para que el agua no solo salga por el final, sino también por las
mismas perillas.
El agua no
se desperdicia, lo que sale de las perillas también es para el tío.