Blog de Fabricio Rodríguez de la ciudad del Villazo, Santa Fe, Argentina.

Preparación económica-militar





Las noticias sonaron demasiado escandalosas para las personas de la población. Los títulos aparecieron gritando en primera plana revelando situaciones de empobrecimiento. Aumentaron las familias que duermen observando las estrellas en hogares al aire libre en las metrópolis, la sed de las alejadas de los transportes públicos que peregrinan kilómetros para conseguir agua potable y también la mortalidad infantil como el trabajo para estos mismos. Los analistas encargados de los gráficos que representan las problemáticas sociales de las mayorías populares poco a poco dejaron de utilizar el naranja para colorearlos de rojo.

Desde el Estado, que históricamente se sostiene gracias a su rol desigualador (socialmente hablando), con la llegada de un nuevo gobierno hace algunos años sumado a la crisis mundial, gradualmente disminuyó la calidad de vida de las personas con algunas o múltiples preocupaciones. El ejecutivo redujo a cuenta gotas el presupuesto general para evitar “gastar” en educación, salud, vivienda y trabajo. Tareas que culminan con más flexibilización del trabajo y que ha conducido a suspensiones, despidos y más desocupación. Estas decisiones de “ahorro” fueron puestas en marcha para reducir el déficit que ha alcanzado el Estado. Para reforzar los ingresos, el mandatario junto a su gabinete, sacaron un crédito en el banco mundial subordinando al país bajo sus lineamientos.

Dichos deterioros de las condiciones de vida de las personas con el tiempo se han empezado a sentir en las calles que se colmaron de reclamos. Lenta y con seguridad la población perjudicada comienza a romper con la pasividad que los tuvo adormecidos durante una decena de años.

El Ministro de Defensa reunido con los Generales militares de alto tango caracterizaron como una amenaza para la Nación a la gente que protestan ante estas medidas miserables para el pueblo. Concluyeron mantener controlada la disconformidad hasta que completen sus objetivos previstos para superar el déficit. Asimismo, semanas anteriores gastaron millones de pesos, dólares y euros en armamentos de guerra y transportes especializados para la defensa de los presidentes de otros países que se reunieron en una importante reunión empresarial llamada “La Cumbre”. Y, además, como antesala de los gastos militares se desarrolló el siguiente escenario: diputados y senadores que operan para este equipo en lugar del pueblo, votaron un importante presupuesto ajunte para adaptar al país económicamente a sus propósitos en 2019. Estos cálculos realizados se agravarán en los años próximos con el pago destinado al préstamo otorgado por el banco mundial. Es por eso que esta semana las noticias sacudieron los medios de comunicación, el Ministro sugirió al mandatario un recambio de armas, aumentos de cuadrillas militares en las fronteras y la potencialización del espacio aéreo con las nuevas incorporaciones. Quieren ejecutar un plan de cinco años comenzando el próximo para reforzar el plantel militar y alistar las filas que detengan el avance del pueblo convencido de su batalla contra el régimen.




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Cresta al rojo




Esta semana reprimieron brutalmente a los trabajadores de Cresta Roja que venían llevando adelante un acampe pacífico en las puertas de la planta de Esteban Echeverría. Con los puños en alto pelean desde hace tiempo (conflicto que comenzó 2014 para ser más específico) por la reincorporación de las trabajadoras y trabajadores despedidos y además por los pagos adeudados. Durante la cacería que llevó adelante la Bonaerense, hubo varios detenidos, inclusive los vecinos que se acercaron para auxiliar a los obreros y resguardarlos de las balas de gomas y gases lacrimógenos.

Como es de costumbre la policía en complicidad con la patronal mantuvieron incomunicados a los heridos dentro de varias celdas. En forma sistemática se niegan a brindar información sobre el paradero de los mismos a sus familiares y compañeros de laburo.

Cabe destacar que en abril de 2016, Mauricio Macri y la gobernadora María Eugenia Vidal, quien es responsable directa de la policía de la provincia de Buenos Aires que se ha encargado de reprimirlos, recorrieron la planta de Cresta Roja en Monte Grande. En el marco de una avícola que a paso lento se reactivaba fruto de las peleas que dieron los despedidos en las calles, sostuvieron que “sí se puede” acompañando un discurso en el que el “crecimiento del empleo y la llegada de las inversiones” fue su eje central.  

Semanas posteriores, el presidente y la gobernadora volvieron a visitar la empresa, pero en esta ocasión, para vetar la Ley antidespidos. Y lo hicieron con exorbitante cinismo para “demostrar cómo tenemos que trabajar”, mientras silenciaron a los despedidos y diversas organizaciones que rodearon la avícola en repudio de sus presencias.

Cada vez que encuentro información sobre Cresta Roja en la tevé o en las redes sociales, recuerdo las historias que contó una profesora fuera de sus clases. Resulta que su sobrino mayor llegó un día a su casa desesperado y solicitado: “tía, tía, necesito el auto, urgente”. Cuando le preguntó el motivo, respondió que necesitaba llegar a la avícola cuanto antes. La profesora con el rostro iluminado por la solidaridad del mismo en querer apoyar la lucha, le entregó las llaves en sus manos sin dudarlo. Apretando el acelerador a fondo cruzó de provincia en pocas horas con una amiga de copilota.

Al finalizar la siguiente clase, la docente nos cuenta una segunda historia o mejor dicho la segunda parte de la misma, esta vez, desilusionada. Metieron en cana a su sobrino e incautaron el auto. Gendarmería Nacional los redujo cuando intentaron salvar a los pollos de la cadena de producción para dejarlos en libertad.




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Villa 31





Esta historia comienza con la fortaleza de los padres de Hilda que junto a familias de trabajadores portuarios y ferroviarios despedidos comenzaron a construir un asentamiento a partir de 1930. Desde sus orígenes las ollas populares alimentaron una serie de casas precarias que se edificaron en el barrio de Retiro, entre la Estación y Puerto Nuevo.

Al principio llamaron al asentamiento como “Villa Desocupación”, hasta que nuevos vecinos la renombraron “Villa Esperanza” porque renovaron las oportunidades de adquirir un hogar, puesto que fueron marginados como la familia de Hilda. En las afueras del asentamiento denominaron al lugar como la “Villa de los inmigrantes”, pues se dijeron varias aberraciones sobre los trabajadores desocupados de nacionalidades europeas. Años más tarde, a partir de la década del 40, comenzó a adquirir la fisonomía con la que la conocemos.

Hoy, el pequeño asentamiento que encabezó la familia de Hilda, es conocido como la Villa 31. El número corresponde a la cantidad de hectáreas que abarcó el territorio al momento de identificarla.

Las brutales políticas de ajuste en la década de los 90 aumentó la comunidad notablemente (el doble), agregándose la “Villa 31 Bis”, alcanzando treinta y dos hectáreas, con una población de cuarenta y tres mil habitantes que viven en un total de diez mil viviendas. Según los censos realizados en el 2016, hay cuatro mil cuatrocientos barrios vulnerables en todo el país, de los cuales tres millones y medio de personas viven en asentamientos, y más de la mitad son niños y jóvenes. Es importante que estos datos formen parte del relato.

Las familias son numerosas, están compuestas principalmente por madres solteras con muchos hijos e hijas que colorean la villa, polarizando con sus voces intensas los ruidos de los disparos, frente a los montones de basuras que perfuman la zona. Algunos periodistas establecen que el destino de estos pequeños es el inicio de una temprana vida sexual o drogarse en las esquinas.

Nunca se desprendió de sus raíces inmigrantes, actualmente poco más de la mitad de la población son de países vecinos como: Paraguay, Bolivia y Perú. Pero, inmigrantes los llaman los vecinos de otros lugares que no padecen rechazo. Inclusive la gente del interior que se deja influenciar por los medios hegemónicos de comunicación. En cambio, me imagino que se consideran a sí mismo como los mejores bailarines de la cumbia, los impulsores de la coca afuera del kiosco y únicamente los divide un arco de otro en un picadito en el que “Maradonas” no son conocidos por el mundo.

Es demasiado difícil alcanzar a pagar un alquiler por los altos índices de desocupación que se agravan con las tarifas impagables. En los clasificados locales, una pieza en la villa sale entre dos mil y cinco mil pesos mientras que en Puerto Madero cuesta entre tres mil y ocho mil dólares. El negocio inmobiliario no contempla la falta de trabajo, la paga en negro y los sueldos bajos en general. Las personas ajenas a la marginalidad y la exclusión (barrios y localidades de alrededores) difícilmente contratan a un trabajador con una dirección en el currículum tan manchada en la sociedad. Encima, es peor para las mujeres, que no tienen la posibilidad de realizar “changas” como los varones; su mayor logro es trabajar como esclavas domésticas en nordelta.

La principal característica que los diferencia del resto de la población argentina es su facultad como constructores y albañiles. Sin embargo, la mayoría de las casas no cuentan con los servicios básicos indispensables ya que no hay agua corriente, tendidos eléctricos con medidores domiciliarios, ni redes cloacales, ni mucho menos títulos de propiedad. Lo que existe es gracias a la puesta en marcha de los vecinos organizados que se ayudan los unos a los otros.

La falta de urbanización y construcciones de accesos (que no pueden hacer los vecinos organizados por la falta de maquinarias como palas retroexcavadoras, aplanadoras, martillos neumáticos, entre otras) desembocan en la dificultad de accesos para las ambulancias. Hubo muchos casos de madres que dieron a luz antes de llegar al hospital y almas que abandonaron sus cuerpos como consecuencia de enfermedades crónicas. Igualmente sucede con quienes tienen capacidades diferentes quedando en manos de la solidaridad de los vecinos.

Para los niños y los jóvenes se expresa un crimen social del que nadie habla: no hay escuelas, ni jardines maternales. Desde pequeños acostumbran a caminar y trasladarse durante horas para educarse. Conviene subrayar el caso de los adolescentes desertores del sistema educativo: las razzias, el gatillo fácil y la brutalidad policial se convierten en letras de rap y el odio en su religión.

Pareciera que a las personas de la Villa 31 las condena el rechazo que impulsaron a la familia de Hilda a construir sus viviendas por sus medios. Pero también existen casos en que la exclusión se apaga. Como por ejemplo para Rufalda, una conocida de Hilda, que vivió en la manzana 12 y murió entre las llamas de los objetos de su habitación. Las velas que alumbraban su hogar, cayeron en su cama mientras descansaba con sus 90 años.

Para terminar, hay una conclusión que subyace en esta historia: por un lado la fortaleza de los vecinos organizados para levantar una villa con tantos habitantes; por el otro la desigualdad que el Estado reproduce año a año.




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Encubrimiento rojo




Antes de que suene el despertador que indica el comienzo del día, las radios chaqueñas que permanecieron sintonizadas desde la tarde anterior, anunciaron por sus parlantes un comunicado de la Brigada de Infantería: “(…) la columna que transportaba detenidos subversivos que se dirigía hacia Formosa fue enfrentada por una banda armada (…)”. Después de decenas de años, en las investigaciones posteriores, las escopetas y pistolas utilizadas en el asalto del traslado, fueron pertenecientes y reglamentarias del Ejército. La mayoría de los “delincuentes” murieron en el acto durante la lluvia de disparos producidos por el “enfrentamiento”. Según un informante de las fuerzas, al menos tres detenidos lograron escapar corriendo hacia el Oeste, aprovechando la oscuridad de la noche restante.

Horas más tarde del tiroteo, un nuevo comunicado se distribuye en los hogares chaqueños. El Ejército, la Gendarmería Nacional y la Policía Provincial rastrillarían la zona hasta encontrar a los prófugos. El Jefe superior del Ejército, con tono autoritario, exigió a la población que “colaboren con la orden de las fuerzas para localizar a los subversivos”.

Un grupo minoritario de vecinos se reunieron clandestinamente para intercambiar sobre la situación. Aseguran que esos tipos de comunicados esconden fusilamientos colectivos, disfrazados de enfrentamientos entre delincuentes y bandas criminales. Además conocieron un caso similar ocurrido en Salta cuando asesinaron durante el traslado en el paraje de las Palomitas a once presos políticos. Entre ellos había trabajadores, estudiantes, docentes y periodistas. Ese día, un comunicado y diarios salteños, expresaron preocupación por “bandas guerrilleras que atacaron a las fuerzas de seguridad”, ya que los custodios terminaron heridos y muertos los prisioneros.

Es por eso que en la casa clandestina chaqueña sospecharon del comunicado anunciado a primera hora. Con seguridad postularon la hipótesis que durante los traslados realizados en la última dictadura militar por rutas alejadas, significaron muertes. Sobre todo cuando los traslados se realizaban durante la madrugada, que es cuando todos duermen.

En 2011, gracias a más de 120 testimonios, entre ellos un policía arrepentido, se logró reconstruir la verdadera historia de la masacre de Margarita Belén. Sin embargo, la documentación de las Fuerzas Armadas continúan permaneciendo oculta a 35 años de “democracia”, no solo en Chaco sino en el todo el país y ningún gobierno hasta ahora, avanzaron en la exigencia de la apertura de los archivos.



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#GilestJaunes





Los precios del combustible se elevaron hasta la estratósfera de Francia. Por poco chocan directamente contra un satélite que orbita alrededor del planeta. Esto causó que rabia circule por la sociedad. “Nous ne voulons pas miettes, nous voulons de la baguette”, exclamaron uniendo sus reclamos.

Frente a estas reforman que atacan los bolsillos de la clase que mueve los engranajes de la población, un sector conocido como les Gilets Jaunes, rompieron el silencio de Estado saliendo espontáneamente a las calles para manifestar sus preocupaciones. El gobierno convencido respondió con balas y gases lacrimógenos (la violencia de siempre) para impedir la avanzada. Además, desplazaron tecnología militar de última generación. Pero estos trabajadores y trabajadoras con chalecos amarillos iluminaron la zona del Arco del Triunfo con el fuego de sus molotovs. En medio de la urbe se armaron barricadas a plena luz de distintos vehículos en llamas. Laburantes de otros sectores imitaron su vestimenta para apoyarlos. Luego estudiantes aparecieron en la escena con carteles con frases como “systeme abolition”. A estos los hicieron arrodillar a punta de ametralladora como en Siria. 

Movilizaciones, barricadas y disputas cuerpo a cuerpo entre chalecos amarillos y fuerzas represivas del Estado se extendieron por las distintas ciudades del país. Miles de personas fueron privadas de su libertad. Después de la visita al G20 organizado en Argentina, el presidente Macron se vio en serios aprietos: regresó a su tierra natal para retroceder con el aumento de combustible.

Al correr los días, trabajadores y trabajadoras de varios países del mundo se vistieron con chalecos amarillos y comenzaron a luchar como los franceses. Las demandas de la clase trabajadora se expresaron bajo un mismo distintivo demostrando que es una y sin fronteras.

Actualmente en Francia se extienden gradualmente las luchas. Acorralado Macron, en cadena nacional anunció que aumentaría el sueldo mínimo para frenarlas. ¿Esta historia continuará?




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Las personas del espectáculo





DanceClub, por fuera no transmite nada, es por eso que quiero comentar cómo es por dentro, ya que tuve la oportunidad de conocerlo.

    Era una noche en la que la atmósfera ensanchaba el espíritu del niño interior que llevamos, encargándose de dominar el cuerpo completo. Una música envolvente viraba entre nuestros límites, y también provocaba remolinos en los rincones queriendo trascender de DanceClub.

    Nos enfrentaban unas luces que disparaban sus ases como armas químicas que en lugar de matarnos se incorporaban a la diversión que experimentábamos con la melodía. Algunos rayos chocaban contra objetos reflectivos multiplicando láseres por doquier. Vomitábamos  una convulsión de hiperactivas emociones a través de las carcajadas. Los temblores se manifestaban en silencio porque los movimientos de nuestros cuerpos equilibraban el ruido, corrigiendo los ciclos de su frecuencia.

   En un contexto como ese, en el que se asemejaba a la entrada de un banquete, las imágenes se transformaron el plato principal. Y nuestras pulsiones se extendían formando lazos y nudos queriendo inmortalizarlas.

    La existencia misma quedaba perdida ante el poder absoluto del espectáculo. La estética del escenario, al ser tan atrapante, forjaba una nueva apariencia dispuesta a renovar nuestros deseos. Poco a poco nos alejábamos de lo que llamamos libertad, para entrar en estado de DanceClub.

    Nos comportamos como el olor que persigue al vaho podrido de la manzana del torturante génesis. Las imágenes terminaban siendo los patrones de las copias que se proyectaban en nuestras mentes.

    Esencialmente, nos sentíamos un resultado, por las formas de relacionarnos con las imágenes, el escenario atrapándonos como la succión a un bebé hambriento, y otras acciones que desplazaban al DanceClub de una noche cualquiera.





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Día de la Pachamama




    En el futuro, sin arriesgar a definir con precisión la distancia temporal, se extrañarán los escritos en papel. Olvidaremos el baile de las biromes sobre el ras que se extrae de las cortezas de los árboles. Las últimas cajas de cartón con cientos de resmas de hojas llegarán en varios camiones, conduciendo uno detrás del otro, escupiendo humo contaminado por los escapes. La escupida se expandirá cubriendo el ambiente por completo, los árboles tan saludables como los vemos lo respirarán y comenzarán a toser desnudando sus copas. Soltarán la savia como mocos de resfrío. Los observaremos. Se enfermarán hasta que se desforesten con sus síntomas. En la ausencia de papel, tipearemos ese entonces para no olvidarlo.



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Recuerdo inolvidable





Un recuerdo al inicio, apareció en mi momento de ocio, cuando después de haber trabajado diez horas, entré en la red social. Siete años habían pasado del día que publiqué un meme sobre mi realidad. La primera frase que evoqué al verlo fue, “cómo pasa el tiempo”, y la segunda, “nada ha cambiado en todos estos años”.

    Me recosté en el sillón mirando hacia el techo para reflexionar sobre el hecho. Varias preguntas sin respuestas me alarmaron. La historia se repite día a día preocupándome de la misma manera.

    Odio, eso es lo que siento. El mismo se comporta como un veneno que me aniquila lenta y psicológicamente. Me abruma. Me atosiga hasta convertirse en una carga física y moral que me resulta una sensación difícil de soportar. Quedo tan vulnerable y envuelto de estrés que me enfermo hasta entumecer los músculos y apretar la mandíbula de manera inigualable. Sí, odio como nunca odié en mi vida.

    La conclusión de la reflexión que surgió estando recostado en el sillón fue la de ver un video de autoayuda. Aunque la batería de mi celular estaba a punto de agotarse (como mi paciencia), necesitaba googlear para encontrar respuestas. Miré un video que me pareció bastante básico y demasiado religioso. Luego vi uno teórico y relacionado con las neurociencias. El segundo me pareció elocuente y sobre todo porque había tareas a seguir para convertir el odio en amor. Pero, no quiero sentir amor por la persona que me daña diariamente. Entonces, los videos pudieron aclarar mi postura al respecto, así que más que modificar mi personalidad para no salir dañado, busco hacer justicia para que otra persona no sea envenenada por el maligno que tanto odio.

    Entre la información que procesé en mi interior, relacioné que las heridas que pasan a ser huellas a causa del odio, son marcas que quedan en los recuerdos. Además, recordé la frase célebre “ojos por ojos, dientes por dientes”. Esta vez, estará más presente que nunca si estoy convencido de hacer justicia.

    El odio enceguece. O mejor dicho, actúa como unos anteojos que me distorsionan la realidad. Veo sangre con estos puestos. Quien me ha hecho odiar de esta manera merece lo peor. Y tengo pensada cada verbo para mi liberación.

    La venganza se llevará a cabo en la casa que hace muchos años pertenece a mi familia y que está en el pueblo aledaño. Hace tiempo que está deshabitada. Abandonaron semejante inmueble para venderlo y repartir la herencia, así que nadie la visitará cualquiera de estos próximos fines de semana. Igualmente es necesario no confiarme de la premisa anterior, por eso compraré pasadores y cerraduras nuevas para reforzar las puertas y ventanas. La seguridad es fundamental para aquellos vecinos chismosos que vean o escuchen algo desde el interior de la casa. Si bien en el pueblo las casas están alejadas una con otras, es necesario prevenir cualquier ingreso a la propiedad privada. A los vidrios de las ventanas los pintaré de color blanco, como cuando hay una obra en construcción, y por el lado de adentro colgaré cortinas gruesas para que las luces encendidas no se noten desde afuera.

    En el comedor prepararé la mesa principal como para un gran banquete. Alrededor de la misma, pondré algunas velas para que iluminen, casi como una cena romántica acompañada de música clásica: dicen que del odio al amor y del amor al odio hay un solo paso.

    En cada una de las patas de la mesa amuraré con firmeza unas cadenas, con las cuales, una vez desnuda y recostada la víctima boca arriba, ataré sus extremidades. Ese día procederé descansado, listo para hacer fuerza en acomodarlo, pero primero tendré que encontrar la forma de dormirlo para trasladarlo.

    Esperaré sentado frente a él, observándolo pacientemente de pies a cabeza hasta que despierte. Seguramente comenzará a gritar y a llorar, momento en el que miraré con una sonrisa macabra, ya que para mí serán música para mis oídos. Se dará el susto de su vida antes de que llegue la mejor parte.Por último, me acercaré lentamente para olerlo, y sentir sus aromas corporales. Allí comienza la tortura: se sentirá hostigado, oprimido; será el peor momento de su vida, querrá escapar. Pero no se imagina que la tortura es peor: le comeré un pedazo de brazo, lo masticaré hasta formar un bolo alimenticio y se lo escupiré en la cara. Seguiré comiéndole un pedazo de pierna y haré lo mismo. Entre cada mordisco le pondré sal y vinagre a la herida. Hasta no verlo desangrado y masticado por casi todo el cuerpo no dejaré de arrancarle bocados. Si él quiere dejarme huellas, yo les dejaré las mías.



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Sobre vicios y letras





Me digné a salir. Abrí la puerta al calor del deseo para encontrarme con una noche que olvidaba su mirada escéptica. Acompañando a ese casi extraño sujeto que me llamó, recorrí una corta distancia hasta la casa que cambió mi destino. La noche me volvió a encontrar, solo que esta vez, de fiesta. Esta se llevó a cabo en un patio que estaba rodeado de árboles, caminos rústicos construidos con ladrillos y dedicación, y adolescentes y adultos en manos del ritmo de una tentadora música electrónica. Las diferentes luces casi imposible de definir, nos rodearon como tendiéndonos una trampa, acaso sabían que nos dejaríamos disparar los ases que provocan reflejos y sombras.

    Alguien me toca el hombro, me doy vueltas para el otro lado hasta que reconocí a un amigo, que lentamente (por el efecto de los flashes) extiende su mano para presentarme a alguien, y me topo con Alicia. Los nervios se quitaron el polvo y rejuvenecidos tomaron el control de la situación. Sabía que su presencia no era eterna sino más bien de pocas horas. Así que me concentré en besarla sin miedo a ser rechazado. ¿Por qué esquivar la oportunidad? Mi lengua se vio saborear ese beso tan candente: acartonado. Los flashes nos hicieron sentir protagonistas mientras se expandían sobre nosotros como un manto lumínico. Gracias a Alicia, hermosas cosquillas recorrieron mi pecho motivando a mis piernas temblar, al sentir al corazón palpitar en la garanta al ritmo de la música. Mis pupilas parecieron reventar de imaginación. O de obsesión por creerme el dueño de la pista. La melodía de la casa me encantaba como el sonido de un pungi a una serpiente. Qué casa más curiosa, y pensar que tantas horas le dediqué a la tevé.

    Sí, en lugar de Alicia, me presentaban a Blanca, quién sabe cuánto hubiese durado la noche, seguramente sí fuese eterna. Quizás disfrutara por haberse transformado en día y de que ambos periodos se fusionasen al son de casi treinta líneas como la de esta narrativa. Pero hoy, mi noche no es así, es el producto de una ilusión, sin la visita de Alicia o Blanca. Lejos está de una apología a esas cosas que intentan suplantar este vicio de letras vivas, que me hablan desde el interior queriendo plasmarse. ¡No es adicción si no cambia mi conducta! –gritaron desde mi interior–.




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Absolutamente extraño





Hace tiempo, Rocco, quiere empezar a leer. A primera hora del día, visita la librería.

    Revisa los distintos estantes organizados por géneros. Le cuesta decidir. Un libro cae al piso golpeando ruidosamente. Rocco se agacha para recogerlo y alguien más lo levanta del suelo. El hombre se presenta como Máximo. Mira el ejemplar y le pregunta a Rocco si prefiere las investigaciones. Responde con una mueca y en broma que es posible ya que pretende alcanzar objetivos.

    –Encontré la persona indicada, entonces. Estoy buscando emprendedores para una expedición. Necesito personas curiosas, perspicaces, aventureras y que participen en grupo sin ningún problema.

    Rocco aprecia sin palabras que decir. Añora la necesidad de agregar un nuevo ingrediente que rompa con la rutina o la monotonía de su vida. Irrisorias veces toma decisiones, mucho menos en grupo. Pretende resplandecer lo mejor de su persona incluso en condiciones azarosas. Jamás se compromete en realizar aportes sin rendirse ante la primera dificultad. Sin embargo, teme fallar, ya que las personas en conjuntos se complementan con las destrezas y habilidades de cada una de las mismas.

    Sigue a Máximo, como lo pidió en la biblioteca. Descienden por el ascensor hasta la planta baja del edificio situado en la primera avenida de la ciudad. En dicho espacio se encuentra el estacionamiento. Ingresan disimuladamente a pesar de que solo los propietarios guardan allí sus vehículos. En el contrato está establecido que a cada dueño le pertenece un espacio para un auto y uno para una moto o bicicleta. Nada más se admite allí, mucho menos pensar en realizar cualquier tipo de actividad. Es por eso que está rodeado de carteles de prohibiciones y peligros. También, rara vez se cruzan las personas. No se ve demasiado, está ambientado con algunas lámparas aisladas predominando la escasez de luz, es decir, la oscuridad. Solo los pasos en el estacionamiento resuenan como al vacío. La garita del custodio ilumina más que el estacionamiento en sí.

    Longitudinalmente, las columnas que sostienen el edificio, separan los lugares para estacionar. Al final de las mismas, se halla una escalera con estribos al que les sucede un portón bastante rancio, similar al de los talleres de hace 50 años, que se elevan jalando una cadena que da acción a unas poleas. Observan cada rincón con la linterna de un celular. Máximo, inspirado, hace un monólogo sobre lo que podría haber detrás del portón. Imagina encontrar fenómenos desconocidos, ya que dice haber escuchado cientos de teorías, mitos y leyendas sobre ello. Tal vez simplemente sea una puerta. Rocco refleja grandes dudas. Se siente incapaz de planificar y de abordar con entusiasmo e ímpetu el porvenir. Luego, regresan a la garita.
    
    –El destino será nuestro cuando marquemos el camino. Rocco, somos personas dispuestas a escribir la historia, para dar respuestas a los acontecimientos que ni los más expertos científicos se han planteado. Hoy será el día en que una gran imaginación luche contra las bajas expectativas que depositamos en nosotros mismos.

    Junto a la garita se encuentran algunos casilleros con sus puertas dobladas y algo oxidadas. Máximo abre uno y saca un bolso de mano, una careta de esas que son antigás y que también protegen los ojos, un pequeño machete y una linterna. Rocco ingresa al baño con la intención de acomodarse correctamente la máscara.

    Dentro del baño, Rocco, se encuentra con Tomate, un viejo conocido que ya no está entre los vivos. Su rostro cambia rápidamente. Palpita su corazón la falta oxígeno y se retuerce de nervios. Poco cabe la idea de encontrarse con un muerto. Carece comprensión absoluta sobre lo que sucede. Junto a él, hay un niño que jugando. ¿Qué hace jugando en el baño de ese estacionamiento tan oscuro, cerca de un muerto que habla? En seguida surge otra pregunta, ¿cómo es que se le ocurre ir a una expedición subterránea con Máximo? Rocco, con sus últimas fuerzas, personifica incapacidad para expresarse, se siente desconectado de la realidad; así se muestra en el espejo. Sus pensamientos se inundan con viejos recuerdos y formas de actuar, producto de la reminiscencia.

    Tomate le advierte que no baje. Aparentemente, Máximo, lo manda al muere. Rocco pregunta por qué, y Tomate, luego de una pausa, insiste con que no ingrese al lugar al que lo guían. La situación es por demás de tenebrosa. Ahora afinca totalmente paralizado. Tomate golpea un hombro a Rocco como saludando y se retira del baño. Éste, mareado, se afirma a la bacha para mirarse al espejo y el niño exclama que Tomate le acaba de robar el machete. Revisa su bolso de manos sin observar lo que hay y definitivamente no está. Grita su nombre con todas sus fuerzas mientras corre a buscarlo. La voz del cuidador del estacionamiento lo detiene preguntando qué le pasa. Le explica. Máximo no está en la planta baja. Señala el vigilante que nadie entró a la garita ni al baño, ni salió, además de él.




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