Una imagen espantosa golpeaba las
manos contra el suelo levantando polvillo y meneaba con movimientos oblicuos la
cadera; tenebrosos sonidos salían de sus vertebras al estrujar el cuerpo
mientras se ponía de pie. Un sujeto, no se percataba que lentamente, como
flotando en el aire, lo rodeaba la imagen. Ésta se burlaba de él cuando se
dirigía plácidamente a un camino repleto de obstáculos, que parecían estorbos
que solo veía cuando los chocaba asegurándose que allí estaban. La imagen al
rodearlo lo enceguecía captando de su atención de manera audaz. Seguía
estrujando el cuerpo y movía sus manos asediándolo; la danza establecía el
horizonte. La imagen que para él no existía era quien marcaba la dirección.
Vecinos Enfrentados #15
Se esforzaba por tachar la imagen
de la compañera del vecino de enfrente. En un instante sus neuronas saltaban
recordando si otra mujer lo había mirado así. ¿Su imaginación jugaba con él?
¿Deseaba a la mujer de su prójimo, siendo este su nuevo enemigo? ¿El enemigo es
el prójimo? Dudas empapeladas con misterio lo hacían confundir.
Apoyado sobre la pared no perdía
de vista su plan en acción. La vez que conoció un joven actor que vive de
pequeños papeles que consigue, sabía que lo contrataría en un futuro. El actor,
vestido de traje con una planilla en manos, realizó algunas preguntas sobre los
derechos de los animales; para no sembrar sospechas recorrió cuatro cuadras a
la redonda. Observando a la compañera de su vecino, dedujo que no se negaría a
revelar sus datos en la encuesta; ella utiliza pullovers con animales bordados.
Esa misma noche, mientras hacía
zapping en la tevé, ingresó con entusiasmo a las redes sociales para buscar
virtualmente a la chica de enfrente. De los datos que recolectó el joven, solo
uno era importante: simplemente su usuario.
Por la tarde, el actor recibió su
paga y se fue pensando cómo pueden existir vecinos enfrentados.
Vecinos Enfrentados #14
Estaba apoyado sobre la pared de
su casa, justo al lado de la puerta principal, que hace poco había pintado.
Desde ese lugar podía ver perfectamente todos los movimientos de su nuevo
vecino de enfrente. Para poner en práctica una estrategia y atacarlo, cree
conveniente analizar detalladamente la situación.
Hasta el momento, tiene noción de
que sólo conoce los puños del vecino. ¿La estrategia sería dirigirse a la
puerta y sorpresivamente responder de la misma manera? Piensa que quien pega
primero pega dos veces, ¿si anteriormente empezó su vecino, esta vez volvería a
pegarle? Todavía está dudando en aplicar una estrategia.
Su coraje estaba por las nubes;
con los puños apretados y las piernas ligeras, livianas, casi como las de un
boxeador, cruza la calle, mirando fijamente la puerta que parece que también
hace poco que la pintaron, se dirige hacia la misma. Ansioso y nervioso toca
timbre de la peor manera, con su dedo pegado al botón. En la anhelada espera de
golpearlo, lo atiende una mujer.
Vecinos Enfrentados #13
Luego de la intensa pelea,
limpiando su rostro con agua en el baño de su casa, no podía creer que su
vecino de enfrente quiera comenzar una guerra. Jamás había pretendido golpear
al recién llegado; su intensión fue saludarlo e iniciar una común relación.
Una grieta naciente en su ceja
–tremendo dolor surgía de la herida-, fue la chispa que encendió la voluntad de
querer ir a prenderle fuego la casa y bailar alrededor. Su plan radica en
destruirlo y/o convencer con violencia a una nueva mudanza lejos de su vida.
Mientras veía su rostro en el
espejo, sus lágrimas empezaron a caer; largó un llanto que podría haber sido
escuchado en otras habitaciones. ¿Cómo es posible que le sucedan este tipo de
cosas? ¿Se encerraría dejando el problema de lado para no enfrentarlo?
Al final, en plena reflexión,
aceptó el desafío, el único camino que brindaba el azar. Ahora sus pasos tienen
un propósito, sabe que tiene que acabar esta guerra de vecinos enfrentados.
Vecinos Enfrentados #12
Se acercó a la ventana. Con una
suave caricia desliza la cortina sobre su mano; el vidrio estaba húmedo y una
gota caía formando una grieta sobre lo empañado; permitió ver: un camión
fletero estaciona enfrente. Se imaginó en guerra con su nuevo vecino.
Para arrojar al suelo con suma
decisión, la duda que en cualquier momento sola caería como en el vidrio la
acumulación de humedad con forma de gota, abrió la puerta y comenzó a caminar
con intensión de saludarlo. Cruzó la calle sin ver, pensando que por fin todo
estaba saliendo tan bien que imaginaba un futuro próximo junto a ese otro que
recién se está mudando.
A pocos pasos del camión, desde
la vereda, empezaba a palpitar el posible saludo. Observaba hacia adentro
mientras avanzaba, como a nadie veía cambió su mirada hacia la ventana. El
vecino nuevo, que apurado estaba por ingresar sus cosas a la casa, trotaba con
prisas en dirección al camión. Ambos chocaron tanto sus cabezas, que el fletero
asustado al oír, pensó que algo se había roto y corrió a averiguarlo. Cuando
llegó, lo único que vio, fue vecinos enfrentados.