Blog de Fabricio Rodríguez de la ciudad del Villazo, Santa Fe, Argentina.

Efecto María Magdalena




El imperio Rzym conquistó la ciudad de Póliga, entre muchas otras, convirtiéndose en el dominio más grande de la historia de la humanidad. A través del arte de la guerra pasó de poseer cientos a miles de kilómetros cuadrados de espacio geográfico. Sin dudas el imperio será recordado por siempre. Pero también, quedó una huella en la percepción que existe contra los poliguenses.


Los senadores de Rzym elevaron los impuestos en las ciudades que conquistaron, sobre todo en Póliga, por ser la principal pesquera de la región: una fuente estratégica de recursos. Antes de ocupación del territorio, la mayoría de los poliguenses vivían de la pesca y exportaban pescados en cantidades industriales al resto de los lugares. Los senadores vieron la oportunidad de generar más riquezas para el imperio aumentado progresivamente los impuestos. Terminaron apropiándose del trabajo y la mercancía.


En pocos años Póliga terminó asfixiada económicamente. Las familias de pescadores no pudieron enfrentar la crisis que los azotaba y prácticamente debían trabajar como esclavos para sobrevivir. Los ritmos esclavistas instalados por el imperio provocó que las familias se destruyan en pos de que cada integrante subsista individualmente y la sociedad se descompuso hasta el punto de convertirse en un basurero de personas que deambulaban pidiendo limosnas por doquier.


Décadas después de la conquista los poliguenses empezaron a ser vistos como la escoria de la sociedad imperial. La autoridad se encargó de que así sea. En Póliga, el lugar de los héroes que abastecían la región, pasaron a ser reconocidos como los marginados y fueron apedreados por el resto de la población.


Rzym marcó a cientos de futuras generaciones con la idea de que los poliguenses son una plaga. Así que las personas pobres que vivían de las sobras de los demás, terminaron siendo mala palabra y ofensa ante los ojos del mundo.




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2 comentarios:

  1. Excelente relato. Puede olfatearse la condición latinoamericana en la ciudad de Póliga, pero no solo la latinoamericana, sino también la del pueblo Kurdo, o diferentes lugares de África que viven bajo el yugo de los que mejor dominan "el arte de la guerra".

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