Nuestra Señora del Rosario de Fátima es una de las figuras más importantes de la iglesia católica. Fieles de todo el mundo celebran cada 13 de mayo, sobre todo en el santuario que se convirtió en una de las 50 casas religiosas más importantes del planeta.
La historia comienza el 13 de mayo de 1917
cuando la virgen se presentó ante tres niños portugueses del pueblo de Fátima. Ellos son Lucía y sus primos Francisco y Jacinta, que pasaron su infancia como pastones
de los rebaños de sus familias, salvo Francisco y Jacinta que murieron años más tarde de gripe Española.
Un relámpago en un día soleado facilitó la primera aparición de la virgen, una mujer resplandeciente que se mostró de pie sobre una nube. Ese día, la virgen le encomendó a los pequeños pastores regresar el día 13 durante cinco meses y ella revelaría quién es y para qué viene. Lucía, Francisco y Jacinta comentaron en el pueblo sobre la aparición y cada día 13 de los meses que siguieron, empezaron a guiar a fieles, hasta que llegaron a ser decenas de miles.
Entre las revelaciones y peticiones de la
Virgen a la muchedumbre, hay un aspecto puntual para desarrollar. Primero es
importante conocer algunos datos concretos sobre el contexto.
En 1914 estalló la Primera Guerra Mundial que perduró
hasta fines de 1918 con consecuencias feroces. Los enfrentamientos dejaron alrededor
de 10 millones de muertos y 20 millones de heridos, y 7 millones
de víctimas civiles. Además, hubo una destrucción masiva de bienes materiales y
construcciones provocando la desaparición de ciudades enteras. En medio de estas
apocalípticas condiciones las enfermedades florecieron: un
rebrote de tifus que mató a 3 millones de personas y una pandemia de gripe
Española que mató a otras 50 millones en todo el mundo. Un conflicto con
características catastróficas.
Por otro lado, en el período previo a la Primera
Guerra Mundial se desarrolló el movimiento obrero y socialista, que luchó
contra el militarismo de la burguesía imperialista. Una tradición que tomó en
sus manos el partido bolchevique en Rusia, cuyo objetivo fue acelerar la caída
de la dominación de la clase capitalista para poner en práctica el poder de la
clase trabajadora. El triunfo de la revolución Rusa de 1917 terminó con un llamado de
paz inmediata.
La petición llamativa de la Virgen de Fátima es
que, en medio de semejante escenario del régimen capitalista, el foco de
atención estuvo puesto en el avance de la clase trabajadora. La virgen señaló a
sus fieles que “si atendieran mis pedidos, Rusia se convertirá y tendrán paz. Si
no esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la
iglesia”. El temor de la virgen fue que el fantasma del comunismo recorra los
distintos países, por eso pedía que atiendan sus pedidos para frenarlo.
Bastante selectiva fue Nuestra Señora del Rosario de Fátima, parece que
las potencias imperialistas destrozando el planeta y condenando a millones a la muerte no fue un problema como el
avance de la clase trabajadora.
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